sábado, 23 de mayo de 2020

Exclusiones invisibles.

Leo una nota de Daniel Link en Perfil, y un post de Facebook sobre las dificultades de la enseñanza virtual en el nivel universitario.

Me pregunto cuánto de estos reclamos se deben a lo visible de las exclusiones. Es fácil identificar la falta de una computadora o de una conexión a internet. Es más difícil identificar las complicaciones de viajar dos horas de ida y dos horas de vuelta para ir a cursar. El reclamo de quien no tiene computadora lo vemos: se las ingenia para mandar un mail, o para transmitirlo. El reclamo de quien no tiene tiempo es invisible.

Y la falta de dispositivos con acceso a internet es más fácil de solucionar que la falta de tiempo. En 2011 yo me peleaba en Forofyl y sostenía que era más razonable reclamar que el Estado repartiera kindles (o, mejor, plata), en vez de reclamar por el boleto estudiantil. Las fotocopias son más caras que el transporte.

La enseñanza virtual tiene chances de ser mucho más inclusiva que la enseñanza presencial. La gente que hace tutoriales en Youtube, ya sean cocineros, trombonistas o lanzadores de jabalina, es vanguardia en ese sentido. Si nuestra sociedad tiene especialistas en enseñar que no saben hacerlo igual de bien que quienes lo hacen gratis, entonces tan especialistas no son.